Hace tiempo que mis objetivos de vida cambiaron drásticamente.
"Me voy a graduar de ingeniero, conseguir un trabajo normal y tener una vida tranquila". Esta fue mi bandera hasta los 22 años. Hasta que luego de una temporada más de sumergirme en la conformidad, decidí que esto que llamo mi vida no estaba yendo del todo bien.
Gracias a cierta claridad ganada por mi hábito de meditación, los caminos de mi corazón han ido convergiendo hasta ciertas áreas de interés desde ese momento.
Pero los grandes sueños son peligrosos.
Seguido me encuentro atrapado en el futuro, imaginando como se sentiría cumplir lo que deseo. En ocasiones esa ilusión me motiva, pero esa energía se siente como tensión. Una tensión que parece que señala que todavía no me detenga porque todavía no tengo lo que quiero y por lo tanto, todavía no puedo ser feliz.
Entonces me recuerdo: el propósito interno de todos es vivir en el presente.
Debemos conectar el propósito interno con el externo (los sueños).
Si es de verdad tu sueño, debes notar cómo te invita a trabajar en él y ser feliz desde ahora. A entregar todo tu entusiasmo al presente, porque es lo único que controlamos, lo único que existe. Y entonces no necesitas energía externa en forma de ambición o estrés, porque el proceso se vuelve su propio motor.
Cuando vives en el presente, la recompensa es el presente mismo
Si no encuentras paz al trabajar en tu sueño tal vez no es TU sueño. Tal vez estás recorriendo el camino que alguien más eligió para ti, pero ese tema queda para otro día.
Esto es El Arte de Vivir con Presencia.