El único logro que busco es vivir sin arrepentimientos.
Al final, sentir que experimenté grandes cosas, y no hablo de eventos pretenciosos, hablo de haber vivido, incluso lo simple, con entusiasmo —percibiendo la belleza de mi alrededor y el potencial de cada momento.
Para eso tengo que lograr ser Yo.
Por naturaleza, al ser nosotros únicos, nuestro camino también es único, lo que significa que nadie te puede dar todas las respuestas que buscas. Tienes que poner con tus manos los ladrillos, uno a uno, con la esperanza de que sea la dirección correcta, así para siempre.
El miedo de que mi vida no sea como deseo me inclina constantemente a seguir uno de esos caminos prefabricados por la sociedad, ya sabes. “Al menos así tendría algo más de control sobre el futuro”, o eso nos gusta creer, la verdad es que ese control es una ilusión.
Cualquier cosa puede pasar, en cualquier momento.
Así que voy a hacer esos viajes, conocer personas y escuchar historias. Voy a ignorar mi título de ingeniería, escribiré mucho y apostaré por una carrera que mi abuelita seguramente rechazaría. Voy a explotar mi curiosidad del mundo aunque eso signifique inconsistencia en mis relaciones personales.
Voy a tomar las decisiones que indique mi corazón, porque pase lo que pase, sé que nunca me voy a arrepentir de ser yo mismo.
Esto es El Arte de Vivir con Presencia.
Escribo sobre espiritualidad racional y meditación, con autoficción.
Este es mi camino de paz, entusiasmo y propósito.